Una escena de dolor, desesperación y gritos estremeció a los ciudadanos de Chiclayo, Perú, luego de que un pequeño de apenas un año y seis meses perdiera la vida al ser arrollado por una combi en el terminal de Ferreñafe.
odo ocurrió en cuestión de segundos. La madre, entre sollozos, contó que buscaba un pañal en su bolso cuando el niño corrió tras un gato y en ese instante fue arrollado por las llantas traseras del vehículo, que ya estaba en marcha.
Las cámaras de seguridad del lugar captaron el momento exacto en que el menor fue atropellado, mientras su madre —al notar lo ocurrido— corrió desesperadamente gritando:
“¡No está muerto, sáquenlo! ¡Mi hijo está vivo!”
A pesar de los gritos desesperados, testigos y transeúntes le advertían que no podía mover al niño hasta que llegaran los paramédicos, pues podría empeorar su condición. Otros, entre murmullos, ya lamentaban la muerte del menor. “No, por favor, mi hijo no”, se escucha a la madre en un desgarrador video que circula en redes.
Un accidente que pudo evitarse
Según testigos y medios locales, todo se trató de una cadena de descuidos: el niño que se alejó de su madre, el conductor que no verificó antes de avanzar, y la falta de un entorno seguro en una zona de alto tránsito.
El chofer de la combi no vio al pequeño al echarse en reversa, y cuando se dio cuenta, ya era tarde.
El caso ha causado conmoción y abierto un debate en Perú sobre la seguridad en terminales de transporte, la supervisión infantil y la necesidad de infraestructura adecuada para evitar tragedias como esta.
